¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?

¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?
Colombia herida

martes, 1 de junio de 2010

A pensar...

No soy iluso, pero no pierdo la ilusión. No creo que los resultados hayan sido positivos, pero tampoco creo que sean catastróficos. Creo que la euforia fue superior al trabajo. Y creo que nos confiamos en los girasoles, la buena onda, la camaradería y en el “tú también ayudaste”.

Hoy me retiro unos días a pensar. Me voy para Chile. Y voy a apagar este aparato que me trae tantas noticias que debo decantar en la distancia. Creo que esos retiros espirituales son importantes para tratar de elevarse al cosmos y valorar la lucha desapasionadamente.

Nos jugamos mucho en estas elecciones que pasaron y la otra votación nos duplicó. Pero no hemos perdido nada. Hace tan sólo cuatro meses Mockus y el Partido Verde, eran sólo una llamita de vela. Hoy son una hoguera que calienta a más de 3 millones de espíritus que creen que ser ciudadano, buen ciudadano y ciudadana, vale la pena. Vendrán años difíciles, de apretar los dientes y controlar la ira. Vendrán más escándalos de corrupción nunca resueltos o mal resueltos por una justicia amordazada. Vendrán tensiones absurdas que pondrán a Colombia contra las cuerdas en el concierto internacional. Vendrán olas de ingobernabilidad absoluta porque Santos no podrá mantener en el tiempo ni en el El Tiempo las prebendas que le habrán de significar este triunfo, que resulta pírrico, por la forma como se consigue.

Me han dicho que soy un pesimista. Quizás. El hecho de ser colombiano me facilita el pesimismo. Me gusta. Lo disfruto. Porque cada buena noticia o logro es una sorpresa encantadora. No hay nada más grato que la derrota de un pesimista. Siento que la segunda vuelta se pierde. No tan abrumadoramente, pero se pierde.

Por eso, aprovecharé mi retiro espiritual para asumir una nueva posición para este revejido país. Para planear una estrategia, una estructura, un método de acción. Para mirar cómo jugamos esta “jenga” de palitos inestables para que se le caiga la torre no sólo a Santos, sino a todo lo que representa. Y los que queremos un país más justo, sabemos qué representa.

Me voy un rato. Ofrezco excusas por hacerlo en este momento. Parece que dejo el blog andando como un carro sin conductor en plena bajada. No es eso, sólo voy a parar un rato para fumarme un cigarro, respirar profundo y pensar de nuevo. La lucha no va a ser fácil y necesitamos renovar el espíritu del combate.

Un abrazo a los y las seis quijotes que hasta hoy se han unido a los “seguidores” de esta trincherita. Para mí es muy grato saber que comparto este diálogo de bacanería con cibernautas que se atoraron acá para tomarse unas polas virtuales conmigo.

Ya nos veremos a la vuelta que no es en un tiempo largo. Sólo unos días. Gracias por estar acá. La esencia de la lucha está en los ojos atentos y las manos dispuestas para hacer. Hasta pronto, muy pronto.

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