Esta es mi respuesta al Editoral de hoy en El Espectador que lo pueden leer acá:
https://www.elespectador.com/opinion/editorial/no-normalicemos-lo-que-ocurre-en-ese-video-articulo-826407
Antieditorial al Editorial de El Espectador: No normalicemos lo que ocurre en ese video.
El Editorial de El Espectador
de hoy nos invita a mirar con desconfianza y sospecha el acto de que un
político reciba plata en fajos de billetes. Ese mero acto, de acuerdo con el
editorial, por sí solo debería generar “inquietud”, citando las palabras de
Ángela María Robledo.
Parece que en un país como
Colombia en donde para el DANE una familia deja de ser pobre si recibe más de
$250.620 pesos mensuales, que serían si mucho cuatro o cinco billetes de esos
fajos, el hecho de ver plata a borbotones en manos de un político es de por sí
algo extraño y digno de ser investigado. ¿No se debería investigar mejor cuáles
son los criterios del DANE para suponer que una familia podría si quiera
sobrevivir con una miseria de 250 mil pesos mensuales?
Parece además que en Colombia
le cogimos pánico a la plata en efectivo. Y no es un pánico infundado. Desde la
década de los 70´s los narcotraficantes nos mostraron que eso de andar con
fajos de billetes es de mafiosos. Parece que se nos olvidó que en las plazas de
mercado los abuelos iban con el dinero en la mano y lo que no les cabía en la
mano lo echaban en pequeños maletines así, en fajos. Y no eran mafiosos.
En Colombia nos volvimos tan
mentalmente pobres que ver fajos de billetes es síntoma de que algo raro está
pasando. Si esos billetes se ven en manos de un político, es un signo
inequívoco de corrupción. Y si ese político es de izquierda es porque la
izquierda “no está en ningún pedestal moral”, como dijo la senadora Paloma
Valencia al mostrar el video de Gustavo Petro recibiendo esos fajos y
metiéndolos a una bolsa como cualquier mafioso. Porque en los mafiosos eso sí
está bien visto. En los políticos de izquierda es un verdadero asco.
Lo único que quiso decir
Paloma Valencia es que la izquierda está tan podrida como la derecha. Vaya
consuelo y que confesión tan descarada. Aún más en un debate en el que se
estaba estableciendo qué tan corrupto es el Fiscal General de la Nación en
donde el Centro Democrático asumió su defensa que más pareció un encubrimiento
a partir de un escándalo que nada tenía que ver en ese contexto.
Lo que más deprime de todo
este cuadro es este editorial. Ahora El Espectador se sube en su propio
pedestal moral para decirnos que no podemos normalizar el hecho de recibir
dinero. Mientras tanto, normalizamos todos los días el asesinato de líderes
sociales, la corrupción del establecimiento, la desigualdad social, la
discriminación sexual, los feminicidios y muchas cosas más. ¿En serio les preocupa
que se “normalice” que un político reciba plata para una campaña política?
Señores de El Espectador: eso es lo normal. Si hay algo ilegal en esa conducta,
no duden en proceder con espada de hierro. Mientras tanto, dejen de ser idiotas
útiles de quiénes quieren desviar la atención de un asunto esencial: El Fiscal.
Excelente articulo, ojala el espectador lo publique
ResponderEliminarMuy bueno el artículo. Muestra la radiografía de como está Colombia. Muy apropiado justo hoy dia del periodista.
ResponderEliminarExcelso.
ResponderEliminarMuy buena reflexión,
ResponderEliminarMe parece un análisis sensato con una conclusión razonable, gracias.
ResponderEliminarEsto es ética, espero lo publiquen
ResponderEliminarExcelente apreciación ojalá muchos tuvieran una visión crítica y poco distorsionada de nuestra realidad y ser objetivos como su auriculo ojalá lo publiquen
ResponderEliminarPreocupa el hecho de que todos se alinean y cierran filas entorno de NHM, pero más preocupa que la ciudadanía invierta los valores y lapide a un personaje por 20 millones y calle frente a Reficar, Odebrecht, la muerte de Pizano (q.e.p.d).
ResponderEliminarMoralmente hemos perdido el norte.
Caímos en la trampa: estamos justificando o minimizando lo de Petro cuando lo que hay que hacer es seguir presionando lo del fiscal. Listo, juega: investiguen a Petro y guárdenlo si toca, pero que se ponga en cola de espera el caso mientras solucionan lo otro.
ResponderEliminarMientras el rechazo público por la corrupcción pretenda ser personificado por un caudillo y no se convierta en un movimiento apolítico seguiremos en el error.